Las empresas farmacéuticas dependen de las opiniones de los profesionales sanitarios para impulsar la toma de decisiones en todo lo relativo a la investigación y desarrollo de nuevos productos. Toda investigación sanitaria constituye un diálogo entre las partes interesadas, es decir, los profesionales de la salud y la industria farmacéutica. Solo de este modo es posible garantizar que los resultados clínicos, los hábitos de prescripción, los diagnósticos a pacientes y el liderazgo intelectual se tomen en cuenta en el proceso de desarrollo de nuevos medicamentos y tratamientos.